Dentro de tu teléfono móvil existe todo un mundo secreto nunca antes visto. Oculta tras la aplicación de mensajería instantánea, se encuentra una bulliciosa ciudad llamada Textópolis, donde viven y trabajan todos tus emoticonos favoritos. Cada uno cumple una función concreta, por lo que siempre deben estar preparados por si son seleccionados por el usuario del móvil. En este mundo, cada emoticono tiene una sola expresión facial, excepto el entusiasta Gene, que nació con un fallo técnico que le provoca cambiar su semblante de manera descontrolada.
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